En mi habitación tengo cosas que me pertenecen. Nada más me pertenece. En mi habitación no hay nadie, en mi habitación echo de menos, en mi habitación sueño sobre el edredón. Pongo las manos bajo la nuca, y los ojos en el techo. En mi habitación hay una ventana triste que da a un patio trasero, más gris y más triste. En mi habitación pienso en la alameda, las palomas que los niños espantan corriendo, los helados de cucurucho, las coletas de las chicas, los bastones de las viejas, el barrio en que me crié. Pienso en todos los colores: rojo, verde, amarillo, azul. Tengo unas flores, un Corán, una canción. Así paso el tiempo; leyendo, viendo películas, música de fondo. Mi música. Jodiéndome a mi mismo cada vez que pienso en las mismas cosas. Deseando que me llames para irme contigo.
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