Oscura la noche, Esperé todo el tiempo. Las calles no eran mías, Mis ojos apuntaban [vagamente, Desconcertado y abatido; Medio loco, Dispuesto a dejar el sitio Para que nunca te hagan daño. El olor vino de pronto Impregnando mi memoria. El “super 8” color sepia Y las notas de una lenta canción Como huesos que se estiran Y se doblan en el aire Al calor del sol. Las calles no eran mías, Esperé todo el tiempo, Callado. No hay nada más en este pueblo Que semáforos [y carretera. Ninguna persona se acerca, Ningún destino ni meta, Sólo el camino Que está por recorrer. Todos buscamos esa sensación [familiar Que nos calma, Y nos dice que todo va bien. Aunque a veces nos perdemos Y tardamos años en recuperar el habla. Luego las almas se desvanecen, los edificios se desvanecen, el fuego se desvanece. Se van.
Ahora la he jodido bien; Tú conoces mis mentiras Y yo conozco tus secretos, He tenido la puta mañana Más rara, Y no espero cosas buenas Que pasen de aquí a un poco. Me agobia no poder desplegar Toda la inteligencia, Pero hay días que simplemente No me atrevo. El soul como lamento está bien, Como música de baile Empieza por un juego De pies Y un chasquido Con los dedos, ¡Chas! Pero sobre todo mola para conversar Y poner ojitos acariciando el vaso. Eso es más o menos todo. Si sabes poner ojitos No te queda mucho que aprender. Si sabes cuando retirar la palabra, Lo sabes casi todo. Si adivinas cuando irte y cuando aparecer, Eres un puto genio. He dicho.
domingo, 12 de abril de 2009
Destino y pecados en un mundo pretencioso Lleno de palabras que son límites para mi. Doy vueltas en mi habitación, Admiro mi estropicio y desorden mental, Mi capacidad para meter la pata Y pasarme tres meses Con sus días y sus noches, lluvias intensas, diciendo “ perdón”. Bajo un chuvasquero pretendes Ocultar tus sentimientos, Pero no importa, Ellos lo verán. Tú ya sabes que el miedo Y la paranoia son un muro Difícil de saltar, Y que donde vayas o donde estés No importa, y nunca importó ni un poco, Tú llevarás la misma capucha, La cabeza rapada, Barba de un mes, Camisa y zapatos, Esqueleto y calavera, La longitud de tus piernas Presumiendo con humildad e indiferencia, La cabeza agachada o subida Pero nunca recta. El horizonte está detrás, El cielo cae sobre los hombres, Los hombres rezan, Los curas mienten, Las mentiras son torturas, Y yo me mantengo a la espera, castigado y bendecido Por los mismos dioses Que me pusieron aquí. Y quiero decir: Si se van yo me quedo Si suben bajaré, Si sonríen lloraré de la gracia Y luego me regocijaré, Y nunca nunca nunca actuaré De la forma que estaba prevista porque el dolor y la alegría son dos extremos que se tocan. Sólo iré con mi destino y mis pecados, El horizonte en mi espalda, Y El mar, el mar dentro de mi. Me calma y me enfurece, Me castiga y me bendice.
Un sentimiento sinestésico que flota en el aire, una experiencia vibrante de colores y sonidos, una separación de las reglas diseñadas, un intento de conectar de nuevo conmigo. Soy tan mono como tú quieras. A veces veo los árboles moverse y oigo el cielo respirar. Y yo trato de hacer las mismas cosas. Me pierdo, me encuentro, me pierdo, siempre es un poco lo mismo; ya sé cómo salir del desorden y cómo volver a organizarme. Lo olvido, lo recuerdo, lo olvido; eso sí que nunca cambia. Soy un poco "nazy" en mis ideas, dogmático más bien. Es o todo o nada, ¿tan difícil es? Después me siento estúpido, deshecho mis teorías, siento amor por las flores, tiro a la papelera mis papeles, pienso en los pobres ecopacifistas, los pobres, con su bondad y sus melenas, viviendo en comunas, todo tan sucio y bienintencionado, compartiendo el jabón, vendiéndonos su periódico y sus historias, fumandose sus porros que bien, que bien. El mundo desaparecerá si no nos damos todos la mano. Esto es bien verdad, amigo. También desaparecerá aunque nos agarremos fuerte, pero ¿no es una manera más bonita de desaparecer si estamos todos cosidos?